engendro con la cabeza repleta de serpientes que el valiente Perseo
secciona guiado por el reflejo del horrible monstruo en el escudo, y
guarda la cabeza en el morral una vez seccionada, para saber donde se
ubica la cabeza del enemigo, pues la medusa, como las petreas gorgonas
de las catedrales de Fulcanelli, nunca muere ...
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