Existen días en los que quiero hacer magia y estoy tan seco que
desbarato estrellas para comerme su luz, existen días que necesito de la
magia e invoco demiurgos para pedirles un don, pero jamás responden y
termino leyendo grimorios viejos, para terminar de escribir el mío, a
veces me pasa que deseo cambiar el mundo, conjurar a todas las magias,
pero me encuentro dividido en el rostro, en el alma y en el corazón…
Habrá que encontrar primero la luz que ilumina mi oscuridad.
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