El baile, como género dramático, es un intermedio literario en el que
además entran como elementos principales la música, el canto y, sobre
todo, el baile, propiamente dicho, ó saltación, que le dio nombre.
Puede ser monólogo o dialogado como el entremés, pero siempre es más
corto, y la letra, acomodada para el canto, unas veces constituye todo
el intermedio y otras sólo una parte. Habia, pues, bailes todos cantados
y otros en parte hablados, que se llamaron entremesados.
(...)
Hemos dicho que las voces bailar y danzar eran correlativas, pero no
sinónimas como lo son hoy; y esta distinción es importante, porque las
danzas figuran también mucho en el intermedio de que tratamos.
Covarrubias, en su Tesoro, parece confundirlas, ó mejor dicho acumula en
la voz baile las danzas que no eran coreadas ó compuestas de muchas
personas, cual la danza de espadas, por ejemplo.
Sin embargo, otros
autores, como don José Antonio González Salas (Nueva idea de la tragedia
antigua, edición de 1778, página 171), decía en 1633: "Las danzas son
de movimientos más mesurados y graves, y en donde no se usa de los
brazos sino de los pies solos: los bailes admiten gestos más libres de
los brazos y de los pies juntamente". Sin embargo, esto de "más
mesurados" no debe entenderse que sólo consistiesen en paseos, cadenas,
cambios de puesto y otros sencillos que se observan en algunos bailes de
sociedad modernos, pues tanto ó más violentos que los baile eran los de
ciertas danzas, como la Gallarda.
Pero la diferencia era cierta,
por más que se haya querido negar en tiempos modernos. Bastará para
probarla recoger algunos de los muchos textos que existen desde la Edad
media...
Emilio Cotarelo y Mori
Colección de entremeses, loas,
bailes, jácaras y mojigangas
desde fines del siglo XVI
à mediados del XVIII
Baílli-Baíllière. Madrid, 1911
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