martes, agosto 08, 2017
Para los nos creyentes y para los creyentes también, para todos, nos
quedan nuestros propios recuerdos. Hechos a imagen y semejanza de Dios,
nuestra memoria tiene ese mismo poder salvífico. Que se lo pregunten a
Jorge Manrique: ''Dejónos harto consuelo,/ su memoria''. Esto, estos
días, lo estoy viviendo como una exigencia, no sólo nmemotécnica, sino
de finura de espíritu y de limpieza de corazón. Debemos estar a la
altura de nuestros recuerdos, sosteniéndolos. Cuánta vida depende de la
nuestra.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario