viernes, mayo 04, 2018

La constitución monstruosa del ser humano radica en su multiplicidad de habitantes singulares, incapaces de alcanzar armonía total, incapaces de constituir Dios, por lo tanto, terreno fértil y sólo habitable para el amor y sus distintas posibilidades desde la compasión fascista cristiana al odio lujurioso y feliz precolombino. Así éste no es más que un problema geométrico no proyectable o sustentable en lo lingüístico, una pena, pues vuelve al ser humano un ser no evidente sino obvio. Así la irregularidad como única posibilidad de constitución de un ser pude ser presentada en un pequeño mapa de coordenadas o incluso ser enseñada en el jardín de infantes a modo de estimular líneas básicas de pensamiento de un ser humano moderno. Ahora bien estos habitantes singulares del macrosujeto constituyen irregularidad pero no arritmia, de otra forma no podrían ser parte del macrosujeto mismo, como se ve, teoría elemental de conjuntos y claro está, aunque no sean pocos los que discrepen, que la teoría de conjuntos es un subconjunto de la geometría

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