La verdad, es que Rimbaud y Baudelaire no son de mi total agrado. Tal
vez, sus letras antiguas, decimonónicas, oscuras y lánguidas no se
acercan a lo que quiero siempre y simplemente con escribir: contar. Mi
objetivo no es la creación, sino mostrar la que existe en el mundo. Y
mirarlo con otros ojos. Con ojos nuevos.
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