Por su parte, los teólogos medievales, huyendo del dualismo maniqueo que afirma el doble principio del Bien y del Mal, le niegan identidad. lo conciben como un ser circunstancialmente malo; como un ángel venido a menos que pasa por un estado de rebeldía pero que puede llegar a la reconversión. Sustancialmente, el demonio como naturaleza maligna tiene una difícil existencia: es más popular que intelectual.
Si el diablo
tiene dificultad para manifestarse directamente, su aparición por medio
de descendientes puede facilitarle la tarea. No faltan hijos de
demonios desde los comienzos de la literatura caballeresca. Estos hijos
por su doble origen no están determinados al mal y pueden cambiar de
conducta; de esta forma nos encontramos en un paralelismo las figuras de
Merlín y Hellboy.
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