martes, octubre 15, 2019
El Evangelio de la misa de hoy tiene un golpe de humor que casi me hace
soltar la carcajada. Fíjense en el lapsus freudiano del joven rico. El
muchacho se postra ante Jesús y le pregunta: "Maestro bueno, ¿qué haré
para heredar la vida eterna?". O sea, que el muchacho que era muy rico y
que no podría desprenderse de sus riquezas para seguir al Señor,
pensaba, desde el principio, en los términos más patrimoniales.
"Heredar", dice, como avisando. En "Las Coplas a la muerte de Don
Guido", ya Antonio Machado clavó que hay quienes sólo preguntan ante un
difunto "¿Qué dejaste?". Sólo con eso los retrata. ¿Se reiría don
Antonio, como yo, con ese arranque del Evangelio?
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