Lo primero que hice al nacer
fue empezar a morir,
no me lo contó mi madre
solo lo presentí
tengo en mi cuerpo la condena del adicto a suicidio
si tuviera la oportunidad ya habría muerto
entre tanta gente que solo miraría
pero que chiste tiene
matarse si tarde o temprano moriré
mi esperanza radica que cuando eso llegue
no estaré solo
al menos podré comprar la compañía y los te quiero que siempre he necesitado,
los abrazos que tanto ansió,
mendigar cariño
como siempre lo he hecho
olvidándome hipócritamente
que sonrió disimulando mi poca utilidad en el mundo,
como si fuera yo un hombre normal
que sueña, ríe y llora,
para que el día de su muerte
dios se apiade de su alma,
lo sabemos bien, ni la muerte me quiere
tantos suicidios fallidos,
tantas plegarias. tantos sacrificios,
y yo aun construyo Magias
para olvidarme de mi como lo hacen los demás.
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